El Docente como Líder
El docente del siglo XXI tiene una
responsabilidad gigantesca, ya que su deber no se basa sólo en ofrecer
tradicionalmente las clases, el docente tiene una faena enorme por llevar a
cabo. Dicha tarea es la de transformar completamente a esta sociedad,
transformarla significativamente, orientando al estudiante no sólo en ámbito
académico, sino en los valores fundamentales de la vida, esos valores que son
la esencia de todo ser humano y que determinarán su coexistencia en esta
sociedad.
Indudablemente, el nuevo docente
debe ser un verdadero transformador social, pero también debe ser un líder que
lleve las riendas en todo momento, que le de significado a lo que enseña para
así cautivar la atención del niño y niña y de esa manera lograr plenamente un
verdadero aprendizaje significativo. Pero no sólo la cuestión académica debe
estar presente en las estrategias significativas del docente, también esta la
dosis humana, la parte del ser, en pocas palabras, debe estar presente el humanismo.
El nuevo maestro y maestra, debe
reemplazar profundamente al ser, y cambiar, de esta manera, la perspectiva
hacia la vida que tiene la sociedad actual, una perspectiva o visión de vida
con una carga de valores contrarios a los verdaderamente humanos, valores
heredados de las sociedades capitalistas y de consumo que condenan al ser
humano a la más profunda de todas las miserias, la pobreza extrema, el hambre y
a la destrucción física y moral del hombre. En este sentido la tarea del
docente es colosal, tomando en cuenta que por siglos y décadas nuestra sociedad
ha estado influenciada y contaminada de ese paradigma, que ha traído consigo la
descomposición de la familia venezolana.
En este mismo orden de ideas es
importante destacar la participación del maestro en el proceso de cambio del
país. El liderazgo del docente no debe estar presente sólo en la escuela sino
en el barrio, en la comunidad, en el campo, en las fábricas, en todos los
espacios donde se desarrolla la sociedad.
Por otro lado el docente debe
enamorar al niño y niña del trabajo y el docente mismo también debe sentirse
enamorado del trabajo para así promover el valor del mismo en sus educandos.
Valorar el trabajo desde la perspectiva social debe ser la tarea que el maestro
también enseñe, valorarlo como un medio liberador y no esclavizante, un medio a
través del cual se construye una sociedad de hombres y mujeres libres y dignos,
dándole valor al trabajo y al esfuerzo de todos los que construyen la patria.
El nuevo docente líder, debe ser humano
y sensible en todos los aspectos esenciales de la vida, poseer esa empatía con
sus alumnos y con los miembros de la sociedad. Para el nuevo maestro el ejemplo
es su pedagogía, el maestro líder es un modelo de hombre y de mujer, y, por lo
tanto, debe formar modelos de hombres y modelos de mujeres, esos que serán los
protagonistas del acontecer social y político del futuro, tal como lo expresaba
el maestro Simón Rodríguez; si quieres República, forma republicanos.